Las terneras representan el futuro de todo rebaño ganadero dedicado a la crianza de vacunos para la producción de leche o de doble propósito (leche y carne). La importancia se sustenta en que las terneras recriadas adecuadamente en el establo, cuando llegan a la clase de vaquillonas, serán las que reemplacen a las vacas eliminadas del establo por problemas reproductivos y/o sanitarios o por bajo rendimiento en producción de leche.
Además, debe resaltarse de manera relevante que cuando en un establo se planifica y ejecuta un adecuado programa de Mejoramiento Genético es obvio asumir que las crías (terneras) tendrán un mayor potencial genético comparado a sus progenitores (padres).
Por tales razones se recomienda aplicar eficientes programas de alimentación, manejo y sanidad en cada una de las etapas (terneras, vaquillas y vaquillonas) para garantizar la cantidad requerida de animales de reemplazo que servirán para reponer a las vacas eliminadas del hato para mantener la estabilidad poblacional e incluso para disponer de un mayor número de vaquillonas que podrán incorporarse al establo para incrementar la
población ganadera, y de esta manera capitalizar la empresa.